<<…aquí hay una cuestión: el concepto es el concepto. Ésa es la cuestión…>>. Grabada tengo esta frase desde que Pazos (Manuel Manquiña) la espetó en esa estupenda escena de Airbag.

Y es que el “concepto” está por todos lados: en escaparates, vinilos, letreros, reseñas o comentarios. Escrito además con alegría, y acompañado en la mayoría de los casos por el adjetivo “nuevo”. Así cada vez veo más empresas, productos o establecimientos que han creado un “nuevo concepto” con libertad, quizás para acentuar la idea de que son diferentes, distintos a la oferta que  encontramos habitualmente a mano.

No es que llegue a afectarme. Claro que soy de la opinión de que seremos unos afortunados si, como mucho, a lo largo de nuestro vida podemos asistir al nacimiento de un sólo “nuevo concepto”.

En esta segunda quincena de julio en que la ciudad no se descalza las sandalias ni acaba de quitarse el bronceador del día anterior, el ambiente se vuelve más marinero si cabe, menos interior, y parece que el barrio da un paso más hacia la costa, guardando fuerzas quizás para su semana grande. También es apetecible aprovechar sus tardes para visitar alguna exposición.

Regresando por el Paseo del Parque vimos un cartel en la puerta del Rectorado de la UMA que anunciaba una exposición sobre el Estudio de Fotografía de Bienvenido-Arenas.

Las fotografías antiguas (éstas que se exponen tienen un recorrido histórico desde el primer decenio del siglo XX hasta finales de los 70), se revelan en una primera mirada como un pasatiempos de domingo en el que reconocer las siete diferencias de la imagen. Son el recuerdo de la caja de galletas o del álbum que al abrirse siempre deja caer alguna fotografía, una visión nostálgica de lo que fue o pudo ser y ya nunca será.

Si bien tuve esa primera sensación, no es esto lo que más destaco.

Alabo el gusto del montaje, por sobrio y efectista, a pesar de la dimensión de la sala; por el uso del color (mayoritariamente grises, blancos y negros, en concordancia con las fotografías expuestas), por la adecuada iluminación ciertamente cinematográfica, y por la disposición de las fotografías, todas bien estructuradas y ordenadas sobre las paredes. Llama la atención desde luego un gran mural con la imagen de los antiguos almacenes “Espejo Hermanos” cuando su edificio de la Plaza de la Constitución se dejaba coronar con un gran luminoso de Grundig que le asemejaba a esos otros de la Puerta del Sol o de la Plaza Cataluña.

La exposición no tiene desperdicio. Desde cómo empieza/termina (siempre me desoriento en una visita comenzando por donde debo acabar) con imágenes de los antiguos cines de la capital, algunos desaparecidos (Echegaray, Goya, Málaga Cinema, etc), de los famosos que  pasaron por aquí o de imágenes de la Universidad en sus orígenes.

De todo el conjunto que, como digo, requiere de un buen rato para disfrutarlo, retengo especialmente algunas porque vinieron a decirme que <<el concepto es el concepto>> sin más. Nuestra ansiedad natural por ser siempre los primeros en todo, por crear nuevos conceptos que exportar, nuevos centros de arte pioneros, nuevos equipamientos ciudadanos, nuevos locales que aúnen ofertas variadas,  debería hacernos echar un ojo sobre estos recuerdos gráficos. Y para mí, vienen a decirnos ahora que nos hemos dejado algo por el camino.

Quizás sea por la amarga sensación que deja tener ante nosotros la imagen de un  cine espectacular por moderno y bien diseñado (Cine Astoria) y comprobar que lo hemos echado prácticamente abajo, o por ver cómo el ambiente quizás pueblerino pero sí mucho más humano de la calle Martinez Maldonado (con sus casas de una sola planta y sus árboles y farolas encendidas) ya ni se huele o, (y esto me dejó  boquiabierto) por poder contrastar cómo al crecimiento de los enormes ficus de la plaza del Ejido se acompasó el de esa muralla que son los bloques que delimitan la plaza para no dejarnos ver más nunca una de las perspectivas más espectaculares de la ciudad.

Esa es mi ciudad también. De tiempos en que la Universidad empezaba a asomar por Teatinos. Es una Málaga que llegué a vivir y que en muchos aspectos podría recuperarse. Sin inventos ni nuevos conceptos. Las referencias están ahí, en el Archivo de Bienvenido-Arenas (http://albumina.cti.uma.es/fotos/estudio-bienvenido-arenas/de-cine/)

<<…aquí hay una cuestión: el concepto es el concepto. Ésa es la cuestión…>>. Grabada tengo esta frase desde que Pazos (Manuel Manquiña) la espetó en esa estupenda escena de Airbag.

Y es que el “concepto” está por todos lados: en escaparates, vinilos, letreros, reseñas o comentarios. Escrito además con alegría, y acompañado en la mayoría de los casos por el adjetivo “nuevo”. Así cada vez veo más empresas, productos o establecimientos que han creado un “nuevo concepto” con libertad, quizás para acentuar la idea de que son diferentes, distintos a la oferta que  encontramos habitualmente a mano.

No es que llegue a afectarme. Claro que soy de la opinión de que seremos unos afortunados si, como mucho, a lo largo de nuestro vida podemos asistir al nacimiento de un sólo “nuevo concepto”.

En esta segunda quincena de julio en que la ciudad no se descalza las sandalias ni acaba de quitarse el bronceador del día anterior, el ambiente se vuelve más marinero si cabe, menos interior, y parece que el barrio da un paso más hacia la costa, guardando fuerzas quizás para su semana grande. También es apetecible aprovechar sus tardes para visitar alguna exposición.

Regresando por el Paseo del Parque vimos un cartel en la puerta del Rectorado de la UMA que anunciaba una exposición sobre el Estudio de Fotografía de Bienvenido-Arenas.

Las fotografías antiguas (éstas que se exponen tienen un recorrido histórico desde el primer decenio del siglo XX hasta finales de los 70), se revelan en una primera mirada como un pasatiempos de domingo en el que reconocer las siete diferencias de la imagen. Son el recuerdo de la caja de galletas o del álbum que al abrirse siempre deja caer alguna fotografía, una visión nostálgica de lo que fue o pudo ser y ya nunca será.

Si bien tuve esa primera sensación, no es esto lo que más destaco.

Alabo el gusto del montaje, por sobrio y efectista, a pesar de la dimensión de la sala; por el uso del color (mayoritariamente grises, blancos y negros, en concordancia con las fotografías expuestas), por la adecuada iluminación ciertamente cinematográfica, y por la disposición de las fotografías, todas bien estructuradas y ordenadas sobre las paredes. Llama la atención desde luego un gran mural con la imagen de los antiguos almacenes “Espejo Hermanos” cuando su edificio de la Plaza de la Constitución se dejaba coronar con un gran luminoso de Grundig que le asemejaba a esos otros de la Puerta del Sol o de la Plaza Cataluña.

La exposición no tiene desperdicio. Desde cómo empieza/termina (siempre me desoriento en una visita comenzando por donde debo acabar) con imágenes de los antiguos cines de la capital, algunos desaparecidos (Echegaray, Goya, Málaga Cinema, etc), de los famosos que  pasaron por aquí o de imágenes de la Universidad en sus orígenes.

De todo el conjunto que, como digo, requiere de un buen rato para disfrutarlo, retengo especialmente algunas porque vinieron a decirme que <<el concepto es el concepto>> sin más. Nuestra ansiedad natural por ser siempre los primeros en todo, por crear nuevos conceptos que exportar, nuevos centros de arte pioneros, nuevos equipamientos ciudadanos, nuevos locales que aúnen ofertas variadas,  debería hacernos echar un ojo sobre estos recuerdos gráficos. Y para mí, vienen a decirnos ahora que nos hemos dejado algo por el camino.

Quizás sea por la amarga sensación que deja tener ante nosotros la imagen de un  cine espectacular por moderno y bien diseñado (Cine Astoria) y comprobar que lo hemos echado prácticamente abajo, o por ver cómo el ambiente quizás pueblerino pero sí mucho más humano de la calle Martinez Maldonado (con sus casas de una sola planta y sus árboles y farolas encendidas) ya ni se huele o, (y esto me dejó  boquiabierto) por poder contrastar cómo al crecimiento de los enormes ficus de la plaza del Ejido se acompasó el de esa muralla que son los bloques que delimitan la plaza para no dejarnos ver más nunca una de las perspectivas más espectaculares de la ciudad.

Esa es mi ciudad también. De tiempos en que la Universidad empezaba a asomar por Teatinos. Es una Málaga que llegué a vivir y que en muchos aspectos podría recuperarse. Sin inventos ni nuevos conceptos. Las referencias están ahí, en el Archivo de Bienvenido-Arenas (http://albumina.cti.uma.es/fotos/estudio-bienvenido-arenas/de-cine/)