El local ocupa en su planta la citada primera crujía del edificio. Se habían mantenido sus muros de carga y sus carpinterías originales, pero estaba sirviendo de almacén para contener los restos de baldosas hidráulicas y otros elementos de obra que habían sido retirados de aquí y del resto del edificio.

Y entonces decidieron reutilizarse en el Proyecto.

Con el drap-art como filosofía y con una participación muy activa de los propietarios del local que decidieron intervenir objetos personales o deshechados para darles una segunda vida, aportamos desde nuestro estudio el escenario apropiado para esos objetos sorprendentes, despreocupados y contradictorios pero con un fuerte contenido sentimental.

El resultado es el de un espacio alejado de las tendencias, personal y acogedor al mismo tiempo, en el que sus propietarios recrean el ambiente propicio para ofrecer todo su buen hacer.